Los científicos han estudiado detalladamente desde 1985 las ovejas Soay, montaraces en esa isla del archipiélago St. Kilda, y la pérdida de peso y tamaño es, según ellos, un ejemplo de cómo el cambio climático puede contrarrestar la selección natural, que debiera favorecer un cuerpo más grande.
Una primera conclusión que señalaron los investigadores es que el cambio de tamaño del cuerpo de las ovejas, "son principalmente una consecuencia de la variación ambiental y no de la evolución".Lo que ocurre es lo siguiente: los corderos no crecen tan rápidamente como lo hacían en el pasado.A medida que los inviernos se han tornado más cortos y menos fríos, los corderos no necesitan acumular tanto peso en los primeros meses de vida para sobrevivir hasta su primer año. Ahora hasta los que tienen un crecimiento más lento también tienen probabilidades de supervivencia.